10-02-2007

Los carnavales andinos: reencuentro con la identidad

Desde hace varios años ya en la región de Tarapacá (Chile) se están realizando diversos encuentros relacionados con la época de carnavales andinos, entre ellos tenemos en Arica el Carnaval Inti Ch' Amampi y justamente en estas fechas se realiza el Carnaval Con toda la fuerza del Sol, por su parte, en Iquique se está llevando a cabo el Tambo Andino 2007.

En todas estas actividades destaca la participación juvenil, especialmente en lo que se refiere a actuación en comparsas o cofradías, lo que es un antecedente de los cambios identitarios que se han ido produciendo paulatinamente en nuestra región, puesto que antaño, especialmente en Arica, quienes participaban de actividades similares (las antecesoras a estos grandes eventos) eran los mayores, sin embargo, hoy es posible ver jóvenes, hombres y mujeres, y muchos niños que orgullosamente se mueven al son de nuestros sonidos andinos.
¿Ha pasado ya la época en que los jóvenes y niños no reconocían o se avergonzaban de sus ancestros? Es prematuro decirlo, puesto que en estos espacios de carnavales si bien se refleja parte de la vida de nuestro pueblo aymara, existen otros donde aún son discriminados, y es precisamente por este punto por el cual muchos aymaras o quechuas no se identificaban como tales, sino como chilenos, como todo el mundo, en un intento de soslayar la exclusión, la discriminación o en otros el abierto racismo.

Es cierto que se han ido produciendo cambios vertiginosos a favor de nuestros pueblos, pero también tenemos el embate de los procesos de globalización económica y política que pretende convertir en meros consumidores a todo el planeta, incluido nuestro pueblo.

Hasta ahora se ha demostrado que se ha sabido aprovechar, especialmente la globalización cultural, para acercar a nuestros pueblos, es así como en todas estas actividades participan hermanos de Perú o Bolivia, quienes entregan mayor fuerza a estos encuentros, a su vez, cada vez se van creando mayores grupos de jóvenes y niños a quienes los une el amor por las danzas andinas, así, poco a poco se van fortaleciendo y recreando nuevos procesos de identidad que van incorporando a los más pequeños, nuestro futuro como pueblo. Si miramos las cosas desde esa perspectiva, quizá podríamos aventurarnos a decir que no todo está perdido.







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