14-02-2007

En un día como hoy ... Día de los Enamorados



O día de San Valentín, o del amor, o de la amistad o lo que determine la publicidad de cada país, he recibido un número pequeño de tarjetas de amig@s que se han esmerado en hacerme llegar sus afectos, sin embargo, una de mis casillas se ha abarrotado de mensajes publicitarios que me ofrecen rosas rojas, libros, vinos, canciones (karaoke) para cantarle al amor, viajes al paraíso del amor, fiestas Vip, empresas que se ofrecen para ir a dejar los regalos a casa de la “media naranja” y hasta PANDA Software me ofrece un descuento especial por el día también especial.

Y como Condorito solo atino a decir ¡Exijo una explicación!
Sin embargo, un mensaje de otro amigo con los mismos problemas, me anima a escribir sobre el amor, la publicidad y los afectos.

Ya sabemos que el amor, en los términos publicitarios de San Valentín, se traduce en realizar regalos a quienes amamos, queremos. Esto es, comprar y vender, vender y comprar, comprar y comprar. Esto no es novedad, puesto que la economía de mercado es la savia del sistema político reinante, así fechas como el día de la madre, del padre, del niño y la navidad se han convertido en meros días comerciales y ahora este consumismo nos ha llegado al amor y la amistad, bueno, llegó hace rato, pero sólo hoy hago esta reflexión.

A este ritmo, ¿cómo serán nuestros futuros 14 de febrero? ¿empezaremos a medir los afectos por la cantidad de regalos y la calidad o costo comercial de ellos? Si alguien no te regala un auto, un anillo de oro, será que no te quiere?, miraremos en menos a una simple rosa roja? O un abrazo? O un beso?
Tristes días nos esperan si es que no logramos dimensionar los efectos perversos del consumismo, pues nuestros hijos se educan mirando o escuchando estos aconteceres. Para ellos todo lo que hoy nos asombra será normal, pues así se habrán criado, sin embargo, creo que es posible aún combatir esta época oscurantista y algo se puede hacer sosteniendo siempre una comunicación abierta con nuestros sentidos y afectos, no esperar días especiales para hacer regalos o saludar a quienes amamos o a nuestras amistades.

Qué hermoso es escuchar un “Te quiero mucho” en un día cualquiera.

Juguemos a eso, a ser rebeldes con el sistema, a alegrar a un amigo o amiga con un abrazo sincero, a tomar la mano del amor y caminar con él por la montaña, la playa, o el desierto cualquier día, a cualquier hora, en cualquier lugar.

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