02-03-2008

8 de marzo: NADA QUE CELEBRAR



Hace un par de días recibí una tarjeta del Intendente Regional y de la Directora Regional del Servicio Nacional de la Mujer donde me invitan a un desayuno con motivo de “la Celebración del “Día Internacional de la Mujer”. La tarjeta lleva una ilustración con la siguiente leyenda “Mujeres: Chile tiene que celebrar”.

Se agradece la invitación, pero seguramente hay un error porque el 8 de marzo no hay nada que celebrar.

El 8 de marzo tiene su origen en las huelgas de las obreras textiles de Petrogrado un 23 de febrero de 1917 (según el calendario ruso, que corresponde al 8 de marzo gregoriano). En 1975 se instituye como Día Internacional de la Mujer por acuerdo de la Asamblea General de Naciones Unidas "para conmemorar la lucha histórica por mejorar la vida de la mujer". (ONU). Se hacen eco así de las múltiples conmemoraciones y movilizaciones que se realizaban en el mundo, recordando las huelgas y demandas de las obreras textiles por mejores condiciones laborales, las luchas de las mujeres por el derecho a voto y el fin de la discriminación, promoviendo mejores condiciones y respeto de sus derechos humanos.

La historia está llena de episodios donde las mujeres ofrendaron su vida en defensa de estos derechos. Es por ello que el 8 de marzo es una fecha de reflexión, donde las mujeres deben conocer los orígenes de esta fecha y las luchas mundiales por mejorar nuestra condición de personas.

Respecto de la participación política en nuestro país es bueno recordar que en 1876 unas mujeres rebeldes con el sistema fueron a votar porque la Constitución de 1833 indicaba que podían votar los chilenos, no indicando sexo. Sin embargo, para que no se repitiera el episodio, en 1884 los gobernantes introdujeron una Reforma, indicando expresamente que las mujeres no podían votar. Este derecho se logra en el año 1934 para las municipales, en 1949 para las parlamentarias y para elegir un gobernante las mujeres recién pueden dar su voto para las presidenciales de 1952. Tampoco hay que olvidar que la representación parlamentaria, hoy en día, es ínfima: En la Cámara de Diputados hay 18 diputadas (15,8%) de 120 parlamentarios. En la Cámara Alta es peor, solo hay dos senadoras (5%) de 38 integrantes del Senado. ¡y somos el 50,7% de la población del país! Nada que celebrar.

Respecto de la situación laboral, las mujeres continúan ganando menos que los hombres en idénticas funciones. Sufre de discriminación cuando se embaraza, sufre de acoso en otras. La mujer se ha incorporado masivamente al mundo del trabajo, pero continúa con la doble o triple jornada. Nada que celebrar, mucho que reflexionar.

En temas de salud reproductiva, muchos deciden qué hacer: gobernantes, la iglesia, menos las mujeres. ¡Incluso quieren prohibir el uso de los dispositivos! ¿Y quien le ha preguntado a la mujer que quiere hacer con SU cuerpo? Nada que celebrar, mucho que reclamar.

La violencia contra la mujer no solo se visibiliza, se acentúa cada día. El año 2007 hubo 62 víctimas de femicidio, alrededor de 5 mujeres asesinadas por mes. Hoy, han muerto 14 mujeres, es decir 7 mujeres por mes. Nada que celebrar, mucho que protestar.

Es por ello, que agradezco la gentil invitación, pero el 8 de marzo yo no estaré celebrando, sino compartiendo con más mujeres nuestras historias de luchas de siglos contra un sistema patriarcal y la historia presente de lucha contra el neoliberalismo que arrasa con todo, especialmente con los más pobres, entre ellos las mujeres. Celebraré cuando logremos la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Cuando no haya más discriminación ni violencia por el solo hecho de ser mujeres.

Seguramente me perderé un rico pedazo de torta, pero prefiero que otras mujeres conozcan que Olympe de Gouges fue guillotinada en 1793 por promover los derechos de las mujeres y exigir un trato igualitario en todos los aspectos de la vida, públicos y privados. Han pasado siglos y esas demandas siguen vigentes.

Seguramente me perderé una bonita atención, pero prefiero compartir con otras mujeres para que se saquen la venda, que conozcan nuestra situación de discriminación y exclusión histórica y miren con otros ojos nuestra realidad.

Que no se queden con los chocolates y las flores por un día.

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